jueves 18 de abril de 2024 - Edición Nº1961

Política | 3 oct 2022

En Brasil también se equivocan

Ni Lula ni Bolsonaro. Los encuestadores fueron los grandes derrotados de la elección del domingo. La mayoría de ellos anunciaron una victoria de Lula sin necesidad de ballotage y sus errores quedaron expuestos. Un fenómeno mundial que tiene varias aristas para repasar.


La falta de precisión de los encuestadores políticos en la elección para elegir al próximo presidente de Brasil dejó expuestos a quienes todavía confían en las encuestadoras. Lo que sucedió el domingo en el gigante americano desnuda una falta de precisión que amenaza con terminar con una profesión que está cada vez más bastardeada y que pierde credibilidad elección tras elección.

Sucede que en Brasil solo acertaron los encuestadores una parte de la realidad, directamente relacionada con los números de Lula. La mayoría presagió una victoria en primera vuelta y algunos aventuraron que ni si quiera habría ballotage, cosa que finalmente sucederá. Lo que nadie pudo anticipar fueron los más de 43 puntos porcentuales que consiguió el presidente Bolsonaro y que terminó por definir una elección que promete tener una segunda vuelta verdaderamente apasionante.

Las encuestas, un blef

La elección estuvo marcada por las fallas de los encuestadores, que dejaron mucho que desear. Los groseros errores desnudan que una práctica fidedigna en otras épocas ha comenzado a fallar de un tiempo a esta parte y ya no resultan confiables las encuestas previas.  

Según el sondeo del Instituto Ipec, el expresidente (2003-2010) contaba con el 51% de los votos válidos y el actual mandatario apenas un 37%. La encuesta de la firma Datafolha, por su parte, le atribuía al dirigente socialista el 50 % de los votos válido y al líder ultraderechista el 36 %. Ambas marcaban una diferencia de 14 puntos... Finalmente fue solo de 4 puntos.

¿Por qué fallan?

Es la gran pregunta que tiene varias respuestas. Muchas veces las fallas suceden por que quienes contratan las encuestas direccionan los resultados como parte de una estrategia político. Es decir que los resultados ya se conocen antes de hacerse persiguiendo un determinado fin para un resultado de fondo. En otros casos por las mentiras de quienes responden las encuestas o por el mal enfoque de las empresas que realizan las consultas.

Sea cual fuere el motivo, lo que queda claro es que los encuestadores pierden cada vez más prestigio en las elecciones de todo el mundo y lo que sucedió en Brasil fue apenas una muestra más de la falta de precisiones de quienes se creen gurúes de la política,  

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