La vida de Sabrina Bastida podría identificarse con una palabra: militancia. Desde muy chica mamó al peronismo como un estilo de vida y la llegada de Néstor Kirchner, primero, y Cristina, después, la convencieron de que las mejoras populares tenían una raíz y es un estilo de vida.

Con el correr del tiempo, su decisión de militar fue haciéndose cada vez más fuerte y fue su propia militancia la que hoy la llevó a ocupar un cargo con el que busca “solucionar los problemas de la gente”.

Con CFK como referente, estuvo apoyándola en las marchas y confesó quedarse “perpleja” al momento de enterarse del intento de magnicidio. Hoy, lejos de pensar en el posible final del kirchnerismo, cree que lo sucedido en los últimos dos meses es ni mas ni menos que el relanzamiento de un movimiento que está más vivo que nunca.