Si bien alguna vez lo dijo públicamente, Cristina lo repite más en privado y, mucho más, en su círculo rojo.  La persecución judicial que empezó hace algunos años tiene un nuevo capítulo con la causa Vialidad y para la vice es una sentencia consumada que solamente resta ser anunciada y que la condenará sobre bases insolventes, pero que la terminará condenando con el único objetivo de proscribirla políticamente.

Desde que se transformó en presidente hasta la fecha CFK recibió 548 denuncias. Multiplicó el numero por 6 en relación a las que había recibido el general perón. Muchas denuncias quedaron en el camino y las que avanzaron no la condenaron. O la justicia es ineficiente o las causas carecían del respaldo necesario. “Son armadas”, coinciden en el entorno de la vicepresidente.

Ahora, con la recusación del fiscal que juega al futbol en la quinta del ex presidente Macri, Cristina busca dejar en claro que su trato ante la justicia es imparcial. Por eso buscó recusarlo, aun sabiendo que no tendría éxito. Lo que ella busca es dejar en claro que es víctima de una persecución política para que no sea candidata en 2023.

El antecedente de Lula sobrevuela Argentina

Para Cristina, lo que le sucede a ella es algo parecido a lo que el poder político, económico y judicial hizo con Lula en la mitad de la década pasada. Primero con el derrocamiento de Dilma Rouseff  y luego con el encarcelamiento de Lula por una causa menor y poco sólida, que terminó con un candidato a presidente preso por más de 500 días, lo que le permitió a Bolsonaro ser presidente con el apoyo de los grandes poderes hegemónicos del país.

Basándose en el comportamiento que Cristina ve del poder judicial en el país y el avance opositor sobre los medios hegemónicos, ya fue alertada por el ex presidente (y candidato al regreso en las elecciones de octubre) debido a las similitudes de los procesos judiciales. ¿Verdad absoluta o exagerada desconfianza? La verdad la sabremos más cerca del final del año.