Fueron parte, años atrás, emblemas de un movimiento que perdura en el tiempo sin la misma intensidad ni proyección que antes. Sus ideas chocaron con las causas (en algunos casos armadas y en otros no) de corrupción que pesan sobre ambos, a tal punto que uno de ellos estuvo preso durante casi dos años. Hoy buscan retomar el control, el poder y enamorar nuevamente a una corriente popular que lucha por no perder los derechos adquiridos durante varios años en manos de las fuerzas liberales que avanzaron en todo el continente.

Cristina Fernández de Kirchner y Luiz Ignacio “Lula” Da Silva son sinónimo de popularidad para algunos y populismo para otros y estarán compartiendo escenario el próximo 10 de diciembre en Buenos Aires, en pleno festejo del Día de la Democracia, una jornada muy cara al sentimiento argentino ya que se celebra en todo el país la vuelta de la democracia tras el Golpe Militar de 1976.

La convocatoria realizada por la actual vicepresidente a través de redes sociales causó profunda alegría entre sus seguidores, ya que en medio de la turbulencia interna que manifiesta el Gobierno más la operación que sacó a Cristina de las canchas durante unas cuantas semanas, hicieron que su silencio causara cierto nerviosismo en el más profundo kirchnerismo.

Es por ello que se espera una convocatoria aun más elevada que la que hubo durante el Día de la Militancia, cuando Alberto Fernández relanzó su gobierno en medio de cruces constantes por su gestión al mando de la presidencia

Lula, el socio ideal

Sabido es que Lula, Néstor Kirchner y Hugo Chávez marcaron una época en Latinoamérica, poniendo especial hincapié en el crecimiento regional y un freno al avance del liberalismo en la región. Hoy, a 15 años de aquella trilogía, Cristina y lula parecen ser los únicos representantes de un movimiento en extensión.

El avance de la derecha por estos lados del mundo ha hecho que la brecha entre ricos y pobres se haya agrandado y el objetivo de eliminar los pensamientos de centroizquierda hayan quedado a un paso del exterminio.

Pero el regreso de Cristina al poder en Argentina y la decisión de Lula de volver a competir por la presidencia de Brasil en 2022 hacen florecer la esperanza de millones de personas que guardan un recuerdo de integración, bienestar y superación que no habían vivido jamás.

Acaso por eso la magnitud para todo el continente de verlos juntos sobre un escenario significa mucho más que un simple acto. Es una demostración de fortaleza que aún atrae a millones y despierta rechazo en otros tantos.

Sea como fuere, la presencia de Lula y Cristina en un día tan importante para el país no pasará desapercibido. Como seguirá la historia nade lo sabe, aunque lo que sí está claro es que lejos están de retirarse los últimos bastiones de centroizquierda que quedan en Sudamérica.